Fiestas navideñas: ALCOHOL versus HALCÓN MILENARIO

Me costaba captar tu balbuceante monólogo.
Vamos hombre, aguantárte las divagaciones de borracha, darte la razón en temas que estoy completamente en desacuerdo, para no entrar en conflictos teniendo en cuenta que estás con la mente perjudicada por los espiritosos para luego sentirme insultada.
Si, soy de otro planeta, ¿te jode? Pues te jodes. ¿Soy corta? Pues vale.
Aplaudí cuándo dijiste que no hablabas más conmigo (¿hablar? ¡Eso era un soliloquio!)
La cagué, no soporto que me prejuzguen y saquen conclusiones de mi manera de pensar o actuar por las putas apariencias. En ese momento mientras aplaudía tu decisión perdí la paciencia y el control.
Y de eso pasamos a que tu con gente superior no hablas. Estupendo.
Si fuese superior, entendería que estás etílica en grado irrespetuoso (teniendo en cuenta la situación: comida familiar, niños, preparado con amor por los anfitriones... No digo que no nos pongamos alegres, un punto o dos de alcohol son hasta recomendables), pero ya no pude más y hubo un momento que dejé de darte la razón (craso error). Si fuese superior, más que cabrearme me darías pena.
Y aún me dura la rabia contra ti, ya no me caes bien.
Nota mental: Si vuelvo a entrar sobria en una situación con gente entrompada que me cae bien, tengo que huir.

Regalazo sorpresón: ¡¡¡¡¡El Halcón Milenario con cinco mil tropecientas piezas de lego!!!!!
(halcón mágico según mi cuñada, jijiji sacrilegioooooo)
A compartir con mi recién reconciliado hermano.
Es de esas frikadas indecentemente caras que no nos podemos permitir y que sólo los locos de los reyes pueden regalarte (merci baba).
Ni mi hermano ni yo nos lo hubiésemos comprado.
Supongo que los dos preferiríamos montarlo solos, enfrentarnos al macro puzzle cada uno en soledad, tu mente contra el reto.
Ni me lo planteo ni creo que mi hermano lo haga, por respeto mutuo, por respeto a mamá. Por que también es otro tipo de reto. Y por que para mí será cómo celebrar que ¡Somos hermanos otra vez!