Hoy he leído en La Vanguardia el suicidio de un banquero acojonado. Después de dos años de estafar un porrón de euros. Suicidio realizado tras darse cuenta que estaban a punto de pillarlo.
"Felizmente" casado y padre de dos hijos.
¿Felizmente? Dejadme dudarlo.
Vale, de acuerdo, vida regalada, dinero que ayuda a enmascarar desgracias más o menos nimias…
Y súmale el orgullo de lograr algo prohibido sin que nadie se percate y encima sacarle provecho al asunto. (si, si, inocentes del mundo, hay gente así)
¡que viva la honestidad!
No tendré jamás un porrón de euros (ni los conocimientos para poder estafarlos) a no ser que tenga suerte (cosa que dudo, ya que tampoco juego a la lotería).
Y… si, llegare a vieja, si dios o el destino o lo que sea quiere, con mis pequeños y grandes problemas cotidianos, mi família y mi honestidad.
2 comentaris:
Pero al menos pertences a ese grupo privilegiado (30%) que no requiere pastillas para dormir. Eso es maravilloso no lo crees?
p.d. Andaba buscando personas que disfrutaron del humor sano "en busca de bryan" y te encontre.
Att. Zalbaje
A mi m'agrades aixi, honesta.
Petonets
Nanu
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